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Mitos sobre el sueño infantil


El descanso de los más pequeños generalmente es un tema de inquietud para madres y padres. A veces se encuentran con información contradictoria, que no hace más que generar inquietud y más dudas. Esta realidad también lleva a que se construyan mitos o creencias vinculadas al sueño infantil. Algunas pueden ser muy positivas, mientras que otras no colaboran en prácticas saludables para descansar.

A continuación, veremos algunas de las creencias o mitos más frecuentes.





Todos los bebés tienen que dormir varias siestas en el día.

El sueño durante el día es importante, porque ayuda a regular el sueño nocturno y permite que el bebé llegue más descansado a la noche. Sin embargo, la cantidad de siestas o la duración de las mismas va a depender de cada bebé.

Lo principal es la observación e identificar si el sueño que está teniendo es suficiente.

¿Cómo podemos saber si es suficiente? o ¿si necesita dormir un poco más? Simplemente observando cómo se despierta y cómo sigue el resto del día. Si se despierta y se mantiene de buen humor, alegre, buscando explorar y jugar, entonces duerme suficiente. Si está de malhumor e irritable, entonces amerita evaluar incluir alguna siesta más o alargar una de ellas.


Si el bebé llega más cansado a la noche, va a poder dormir mejor.

Este mito no sólo es falso, sino que es perjudicial para el descanso. Cuanto más cansado se duerma, más factible que tenga despertares en la madrugada. Es cierto que quizás concilie el sueño con más facilidad, pero la noche no será igual de sencilla.


Para los bebés que amamantan, si toman biberón a la noche dormirán mejor.

Cuando el bebé amamanta por la madrugada, se ponen en juego sistemas neuroendocrinos que contribuyen al bienestar del sueño. Algunos bebés que amamantan tienen más despertares que quienes toman biberón, pero la lactancia es un factor de protección frente al Síndrome de la muerte súbita del lactante. Además, enriquece la arquitectura del sueño, con un impacto a largo plazo. De ahí que la lactancia es una inversión, no sólo en muchos otros elementos que favorecen al bebé en su salud a futuro, sino que también en la calidad del sueño y en su arquitectura.


Si desteto en la noche, dormirá mejor.

No necesariamente. Los despertares en la madrugada forman parte del desarrollo, y no es que estén vinculados exclusivamente con la lactancia.

Si los despertares continúan, destetar puede ser muy poco práctico, porque implicará tener que preparar biberones con preparado para lactante, lo que resulta bastante más cansador que ofrecer el pecho.


La salida de los dientes afecta el sueño.

Puede afectar, sí.

La salida de los dientes puede ser una experiencia dolorosa, y más cuando la persona está en una posición horizontal. Por ello es importante contemplar esta condición y evaluar estrategias que ayuden a mitigar la molestia. Esto puedes conversarlo con el pediatra.


Si come en la cena, se despertará menos en la madrugada.

No necesariamente. El bebé no siempre se despierta por hambre. A veces se presentan lo que llamamos “despertares emocionales”, que se vinculan a la necesidad de sentirse acompañado y seguro.


Las rutinas en el día son importantes.

Extremadamente importantes. Las rutinas del día serán “mejores amigos” del descanso nocturno. Sin ellas, es difícil que se establezca un buen ritmo día/noche, y que el bebé esté regulado a modo de aprovechar los momentos de sueño.


Mi bebé duerme mejor en mi cama, va a ser difícil luego que duerma solo.

No tiene por qué ser así. La pregunta es, ¿te molesta que duerma en tu cama? O ¿molesta en la pareja?

Mientras sea algo disfrutable y funcional para la familia, entiendo que no hay problema. En lo que respecta al bebé, niña o niño pequeño, simplemente está buscando seguridad. Créeme que no existen niños o niñas saludables, de 13 años que quieran dormir con su madre y padre. Forma parte del proceso de crecimiento.


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