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Lactancia en bebés prematuros

Según la Organización Mundial de la Salud, cada año nacen cerca de quince millones de bebés de forma prematura. En nuestro país, de cada cien nacimientos, diez son prematuros. Esta realidad nos obliga a mantener estrategias actualizadas que garanticen la supervivencia de bebés cada vez más pequeños.



Cuando el nacimiento se produce antes de completar la semana 37 de gestación, se define como un parto prematuro (estas semanas se cuentan desde la última fecha de menstruación). En las últimas semanas de embarazo los bebés crecen muy rápidamente y desarrollan nuevas capacidades.


Uno de los grandes desafíos para estos bebés tiene que ver con la inmadurez en su sistema digestivo. Sus necesidades nutricionales son especiales, porque crecen más deprisa que los bebés nacidos a término. En las semanas posteriores al nacimiento se precisa reproducir el ambiente intrauterino en donde es ideal su desarrollo, por esta razón suelen colocarlos en incubadoras.


La naturaleza ha contemplado esta realidad y las mujeres que dan a luz antes de tiempo desarrollan una leche diferente a aquellas con embarazos a término. La leche que produce una mamá de un bebé prematuro está diseñada para satisfacer sus necesidades especiales. Entre otros componentes, tiene mayor concentración de triglicéridos de cadena media y ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga, lo que cubre las necesidades calóricas del bebé, estos son fundamentales para el desarrollo neurológico y visual. Asimismo, tiene una mejor tolerancia y se digiere más rápidamente, por lo que consume menos energía. Esto es importante para los bebés prematuros, que necesitan mucha energía para crecer rápidamente con el mínimo gasto posible.


La leche materna disminuye el riesgo y la severidad de las infecciones a corto y largo plazo por su alto componente inmunológico. Reduce el riesgo y la severidad de la enterocolitis necrotizante (complicación frecuente en estos bebés). Reduce también el riesgo de enfermedades atópicas en aquellos niños con antecedentes familiares y promueve el desarrollo neurológico. Cuando el bebé amamanta, presenta mayor estabilidad fisiológica en comparación con la alimentación al biberón, esto es, en su ritmo cardíaco, su oxigenación, etcétera.


Es decir, que el consumo de leche materna en un bebé prematuro es un tema de supervivencia y calidad de vida. Muchas veces resulta un desafío importante para las mujeres lograr una producción que satisfaga las necesidades de su hijo. El momento de estrés, la internación prolongada y la separación mamá-bebé pueden afectar negativamente la lactancia, por esta razón es necesario mantener ciertas estrategias que simplifiquen la tarea.


¿Cómo mantener una adecuada producción de leche para un bebé prematuro?

La producción de leche es el principal elemento comprometido cuando nace un bebé prematuro. Requiere de estrategias concretas por parte del personal de salud para apoyar a la mujer en este desafío.


La leche fresca que produce la madre de cada bebé prematuro es fundamental a nivel de inmunidad. Para evitar que estos bebés se enfermen o para disminuir los riesgos de las distintas patologías es imprescindible que los pequeños reciban el alimento fresco de sus madres la mayor cantidad de veces posible.


En el 2002 Lydia Furman y su equipo de trabajo estudiaron la lactancia en bebés de muy bajo peso al nacer y encontraron que aquellas mamás que comenzaron a extraerse en las primeras seis horas luego del nacimiento y que continuaron con una frecuencia de ocho veces en el día mejoraron notablemente los índices de lactancia.

En este sentido, la Sociedad Española de Neonatología recomienda comenzar la extracción poco después del nacimiento y continuar con una frecuencia de ocho a doce veces en el día.


Lo que se busca con estas estrategias es estimular la glándula mamaria como si el bebé hubiera nacido a término. Se espera que a los diez días de nacido la producción de leche sea mayor a 700 ml en el día. Cuando esto no sucede, es necesario que la mujer reciba asistencia de un asesor en lactancia, quien le brindará herramientas y estrategias para aumentar el volumen de producción.


El error más frecuente es esperar al alta del hospital para comenzar con el ordeñe y más aún descansarse en la extracción directa que pueda realizar el bebé. Cuando nace un bebé prematuro la mejor herramienta para mantener la lactancia será un buen ordeñador, de preferencia eléctrico y doble. Será clave que la mujer pueda mantener un ordeñe frecuente, que garantizará su producción hasta que el bebé pueda tomar de forma directa.


Tomará un tiempo hasta que el bebé aprenda a amamantar de forma efectiva. Las primeras tomas tienen el objetivo de fortalecer el contacto piel con piel y estimular la succión.


Es importante recordar que estos bebés requerirán cuidados especiales. Generalmente el médico recomendará una frecuencia determinada en la alimentación y los bebés necesitarán de siestas regulares que fomentan su crecimiento. En la medida en que el bebé comience a amamantar de forma efectiva, obteniendo lo que necesita de forma directa, la mujer podrá ir disminuyendo la frecuencia en el ordeñe.


En algunos casos se logra obtener una lactancia exclusiva, pero en otros, no es posible. Sin embargo, la leche materna que el bebé logra tomar es excelente, porque lo ayudará a fortalecer su sistema inmune: ¡Cada gota cuenta!


Luego de un nacimiento prematuro, tanto la mujer como toda la familia han pasado por semanas intensas. Muchas veces la lactancia es una herramienta que le permite a la mujer sentirse cerca de su hijo. En otras situaciones, la lactancia puede ser un factor de estrés agregado, que genera más angustia. La realidad es que la leche materna es un tema de supervivencia y de calidad de vida en el bebé prematuro, por ello es imprescindible que tanto la mujer como la familia reciban el apoyo adecuado y oportuno, para que puedan transitar esta experiencia de la mejor manera posible, sabiendo que están dando lo mejor que tienen para su bebé.


Referencias:

Howson, C. P.; M. V. Kinney y J. E. Lawn (eds.): Born Too Soon: The Global Action Report on Preterm Birth, Ginebra: March of Dimes, pmnch, Save the Children, World Health Organization, 2012.

Furman, L.; N. Minich y M. Hack: “Correlates of lactation in mothers of very low birth weight infants”, en Pediatrics, vol. 109, n.o 4, abril de 2002: e57.

Doolan Boyle, Maureen A.: Manual para padres de niños prematuros, Madrid: Sociedad Española de Neonatología, 2005.

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