Disfrutar al máximo la llegada de tu bebé
Actualizado: 29 nov 2020
Estos primeros días, y meses, la familia vivirá momentos llenos de alegría, que quedarán en el recuerdo de todos los integrantes. Sin embargo, también se experimentan sentimientos encontrados: cansancio, desconcierto e incertidumbre. Muchas mamás y papás expresan en estos días, frases como: “esta parte nunca me la contaron”, “nadie me dijo que iba a estar tan cansado”, “ojalá existiera un manual para traducir lo que el bebé quiere”. Frecuentemente, la demanda casi permanente del bebé conlleva un gran cansancio físico para los padres. Para la mujer, implica un esfuerzo especial, ya que su cuerpo se está recuperando de las exigencias del parto, más aún si necesitó una cesárea. Los cambios hormonales en la mujer desencadenan un importante nivel de sensibilidad, que cumple un rol importante en el establecimiento del vínculo con el bebé.
Para poder disfrutar al máximo los primeros encuentros, y los meses siguientes, propongo una serie de recomendaciones.
1. Limitar y/o dosificar las visitas durante primeros días en casa.
El nacimiento de un bebé es un evento social. No implica sólo a los padres, sino también a una familia que lo espera. Cada cultura tiene sus propios rituales para darle la bienvenida al nuevo integrante. En nuestra sociedad se acostumbra durante el primer mes agasajar y conocer al recién nacido. A pesar que esta tradición se realiza con las mejores intenciones, no siempre es lo más indicado para el bebé, ni para los papás. La lactancia conlleva que la mujer este varias horas al día con las mamas al descubierto, y puede resultarle incómodo amamantar frente a otras personas, especialmente cuando no haya confianza. El bebé no puede elegir cuando tener hambre, y puede suceder que quiera comer cuando haya visitas, generándose una situación un tanto incómoda para la mujer y los visitantes.
Asimismo, el ciclo de sueño de los padres puede verse alterado, puede suceder que la visita se presente cuando el bebé decide dormir, y los padres deben aprovecharlo. Esto no implica que no se puedan recibir visitas, pero sí dosificarlas. Que los padres puedan sentir la libertad de decidir cuándo es el mejor momento.
2. Tiempo para quehaceres cotidianos.
Sucede a menudo, sobre todo con los papás primerizos, la falta de conciencia sobre el trabajo que implica un bebé recién nacido. La mujer muchas veces fantasea con su licencia maternal, pensando que podrá hacer muchas más cosas, además de atender al bebé. Sin embargo, esto generalmente no es posible. Los papás se ven atareados con el cambio de pañales, la lactancia, calmar cólicos, dormir al bebé, entre otras actividades propias de la situación. A menudo se encuentran que saltean una comida, o solo tienen tiempo para prepararse un vaso de leche. Es altamente recomendable que las semanas previas al parto puedan prever una variedad de comidas. De ser posible, puede resultar útil congelar los distintos menús, para tenerlos a disposición.
Sucede algo similar con las tareas del hogar. Ambos deben asumir que la casa puede estar un poco más en desorden que lo habitual. Quizás no se pueda lavar ropa todos los días, o las camas queden sin hacer. Son tareas que pasan a segundo plano dentro de todas las actividades que implica el cuidado del bebé. Es importante saber que esta situación es circunstancial. A medida que se vaya creando una rutina y el bebé se empiece a adaptar al ritmo familiar, todo se tornará más fácil. Contar con familiares o personas que colaboren en las tareas domésticas es una de las principales recomendaciones.
3. Aprender algo nuevo cada día, nadie nació sabiendo ser madre ni padre.
Como adultos, en el ámbito laboral, estamos acostumbrados a mantener cierto control y orden. Desarrollamos nuestro oficio o profesión con un bagaje teórico, y herramientas para solucionar las dificultades. Sin embargo, la maternidad y paternidad se nos presenta como algo totalmente novedoso y difícil de controlar. En la clínica es frecuente encontrarse con mujeres que, en el ámbito laboral son excelentes profesionales, muy eficientes y autónomas, pero a la hora de encontrarse con su bebé, se sienten totalmente desbordadas y/o desconcertadas. El dejarse sorprender por la nueva situación, entender que no podemos controlar la demanda del bebé, ni todo lo que va a suceder, resulta útil para enfrentarse a la situación con otra postura. Esperar que nuestro bebé nos asombre día a día, e intentar adaptarnos mutuamente a los distintos ritmos, es una de las tareas más difíciles pero a su vez gratificantes.
4. Dormir cuando duerme el bebé
En varios libros y en cuentos de amigos, las madres y padres escucharán a menudo este consejo: “Duerme cuando duerma el bebé”. Sin embargo, es común que los primeros días, se desestime esta sugerencia. Esto es, hasta que experimentan por sus propios medios, que ésta será la única manera de descansar. Hasta cerca de los 2 meses, el bebé no podrá discernir el día de la noche, por lo que necesitará alimento y atención prácticamente de forma constante. Sus ciclos de sueño serán de 2 a 4 horas en promedio. Este ritmo puede resultar bastante agotador si los papás no diseñan formas para adaptarse. Una de las principales medidas es descansar cuando el bebé lo permite.
5. Alimentarse lo más completo posible
Para poder adaptarse mejor a las exigencias de los cuidados del bebé, es alimentarse de forma adecuada. Sobre todo, amamantar consume un número importante de calorías, por lo que la madre debe mantener una dieta equilibrada. Es recomendable que tanto la madre como el padre se tomen tiempo para las cuatro comidas, evitando no saltear ninguna.
6. Ser amable con uno mismo
Es frecuente tener cierto nivel de expectativas o exigencias con uno mismo, ya sea respecto al estado físico, como nos vemos en el espejo o la cantidad de tareas que asumimos. La invitación es a ser complacientes y amables con uno mismo. Recordarse que están haciendo lo mejor que se puede, mientras el cuerpo se va acomodando a un cambio muy importante. Es un buen momento para mimarse, tomarse tiempo para un buen baño, ver una linda película o lo que sea nos haga sentir bien.
7. Pide ayuda si lo necesitas
Durante el puerperio, es común que la mujer esté especialmente sensible y vulnerable. Pueden llorar fácilmente ante cualquier estímulo, ya que pueden angustiarse más de lo habitual. Este es un tema bastante más complejo como para describir en pocos párrafos, sin embargo, es importante saber que puede presentarse esta sensibilidad exacerbada y pedir ayuda si nota que la misma se mantiene en el tiempo, o dificulta el cuidado y el vínculo con el bebé. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), del 10 al 15% de las mujeres desarrollan depresión postparto, donde se necesita del apoyo profesional.
8. Disfruta cada día
El nacimiento de un bebé es una de las experiencias más increíbles que podemos vivir. La maternidad y paternidad nos enfrenta a grandes desafíos, que sin duda iremos sorteando con paciencia y dedicación. Cada día, nuestro bebé nos enseñará algo nuevo, e iremos aprendiendo el oficio de ser mamá y papá. En el correr del primer año, nuestro hijo comenzará a probar sus primeros alimentos sólidos, dirá algunas palabras, y hasta puede comenzar a caminar. Todos estos son procesos que van sucediendo de forma rápida, cuando queremos darnos cuenta, nos encontramos llevando a nuestro hijo, ya grande, a la escuela. Por esto, la última recomendación y la más importante es disfrutar al máximo, cada día, cada situación. En definitiva, lo que nuestros hijos necesitan es de nuestro cariño y atención.
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